Mi teoría ideal enseñanza

“Nadie puede ser libre a menos que sea independiente; por lo tanto, las primeras manifestaciones activas de libertad individual del niño deben ser guiadas de tal manera que a través de esa actividad el niño pueda estar en condiciones para llegar a la independencia” María Motessori. Parto de esta cita para conformar mi modelo didáctico porque refleja lo que considero algo fundamental para la educación global del ser humano, la independencia.

El modelo tradicional, con el que todos hemos aprendido, desde mi punto de vista, carece de aspectos fundamentales para el desarrollo completo de la persona; sin embargo, el modelo Montessori, comprende una serie de características con las que considero sería mucho más eficaz la educación a corto, medio y lo más importante, a largo plazo.

Partiendo de este modelo, quiero desglosar como sería mi modelo didáctico ideal:

En primer lugar, entiendo la etapa infantil como la más importante a nivel intelectual, es decir, el niño es una esponja, capaz de absorber y retener cualquier información que le llegue del exterior: demostrado queda que en la etapa infantil el ser humano adquiere la mayor parte de los conocimientos que tendrá a lo largo de la vida, ¿por qué entonces no aprovechamos esa etapa y obtenemos el máximo partido de ella? En ocasiones, el miedo a que el niño se dañe o se equivoque impide que éste desarrolle otras facetas que aparcamos hasta que se tenga una determinada edad, para explicar esto expongo un ejemplo real que siguen modelos educativos como el danés: En el jardín de infancia tienen como costumbre, en invierno, a una hora determinada del día, sacar al patio durante un tiempo a los bebes, la finalidad no es otra que el niño se familiarice con las temperaturas invernales de Dinamarca; en definitiva ese es el clima con el que tendrán que convivir el resto de sus vidas.
En primaria, los niños con edades comprendidas entre 6 y 8 años, realizan tareas que en el modelo tradicional serían completamente rechazadas, como por ejemplo, manejar todo tipo de instrumentos en una clase de cocina, la experiencia que tuve con ellos fue reveladora: Íbamos a preparar fajitas, yo entendí que o bien no se usaría el fuego ni instrumentos cortantes, o que si estos se utilizaban sería el docente el que los manipulara, nada más lejos de la realidad, los propios alumnos realizaban todas las tareas necesarias para preparar la receta: cortaban los ingredientes, salteaban al fuego las verduras, emplataban y servían… de repente vi como uno de los niños se hizo un corte en el dedo con uno de los cuchillos, pero ni lloró, ni gritó, ni ningún docente acudió a asistirle, sorprendida vi como él junto a otro compañero fueron hacia el botiquín, el compañero le ayudó a curarse el corte y siguieron con su tarea sonriendo, como adultos…
Comprendí que a los niños se les otorgaba la misma confianza que a un adulto, se le tomaba en serio, y los niños respondían increíblemente a ese hecho.

En segundo lugar, entiendo que cada persona desde de pequeña debería tener la libertad de elegir lo que quiere aprender, obviamente, a nivel educativo hay una serie de materias fundamentales que bajo ningún concepto se pueden obviar, pero es cierto que dentro de esas materias hay quienes ya desde la infancia siente más atracción hacia unas que hacia las otras. Siguiendo con mi experiencia en Dinamarca, desde que el niño aprende a leer y a escribir, hay una hora en el día de “libre actividad” en la que cada alumno realiza aquella tarea que más le llena a nivel cultural, unos leen, otros dibujan, otros juegan…es la hora de “libre actividad” todos respetan a todos porque en esa hora todos hacen lo que más le gusta, es decir, se les otorga una capacidad de decisión que en otros modelos sería impensable. ¿cómo va a saber un niño de 6 años que es lo que le gusta culturalmente hablando?, al no haberle dado la posibilidad de elegir, nunca sabremos como hubiera respondido. Se trata de confiar en el alumno, de “exprimir” sin “explotar” la etapa en la que más podemos aprender, de una forma dinámica, sin imposiciones, haciendo partícipe al alumno en su proceso de aprendizaje, dejando que él también aporte sus ideas, dándole la libertad y confianza que merecen. Simplemente considero que de esta manera, la enseñanza además de ser más ventajosa se hace mucho más atractiva para el alumno que se siente parte fundamental de ese proceso educativo.

Mi teoría de enseñanza ideal, parte de lo anteriormente expuesto: El alumno desde el primer año de escolarización, debe además de teóricamente adquirir una serie de conocimientos, experimentar con la naturaleza todo aquello que se pueda comprobar, jornadas al aire libre en la por ejemplo, el niño aprenda matemáticas en un supermercado. Dar al alumno la capacidad de decidir en que quiere invertir una determinada hora del día: leer, jugar, escribir, dibujar, tocar algún instrumento… esto probablemente nos de pistas de las aptitudes innatas del niño.

Confiar en la capacidad inherente al ser humano, asignándole tareas en las que el grado de responsabilidad y autonomía sean mayores, porque ser pequeño dista mucho de ser inútil, todo lo contrario, la agilidad tanto mental como física en esa etapa va a ser la mayor que tengamos en nuestra vida, aprovechémosla: todo bajo la supervisión del docente por supuesto, dejemos que juegue con fuego, para que aprenda que quema, dejemos que coja un cuchillo (aunque a priori suene arriesgado y peligroso) para que sepa que corta, dejemos que salga a la calle cuando hace frío y llueve, desde bebes para que conecten con el clima que les acompañará toda la vida…hagamos que experimente con todo lo que le rodea para que la teoría, no se quede en eso, y el alumno comprenda que se puede aplicar a la práctica.
Probablemente uno de los mayores problemas de un profesor sea mantener la atención del alumno toda la jornada, ¿y si cada cierto tiempo hacemos que el niño descargue toda la adrenalina generada a lo largo de esa hora para que vuelva más atento a la siguiente?, por ejemplo: cada 45 minutos salimos al patio 5 minutos, probablemente, el hecho de haberse puesto en la fila, bajar deprisa, porque solo tenemos 5 minutos, llegar y volver a subir, haga que los siguientes 45 minutos vuelva a enfocar toda su atención al maestro. Mi modelo educativo se resume en dar al niño la importancia que merece, ni más ni menos, el niño merece comprobar todo lo que ve en los libros, el niño merece aprender todo aquello va a tener que realizar durante toda su vida, y como en casi todo, esta tarea comienza en la infancia.